En lo particular nunca me han
llamado la atención este tipo de negocios, pues a mí también me enseñaron desde temprana edad que
para ganar dinero hay que trabajar y que el dinero fácil no es bueno. Quizás por esa razón he desarrollado cierta
alergia a lo fantástico y lo maravilloso con que te presentan este tipo de negocios. Se me hace cada vez más difícil mantener la
compostura cuando un amigo me salta con el tema de forma inesperada y las
acostumbradas frases: “ya es tiempo de tener libertad financiera”, “es tiempo de alcanzar tus sueños, el carro
que siempre soñaste, la casa o los viajes que haz soñado tener” y un sin fin de
sandeces más que siempre tienen un punto en común; el afán de tener más, más y
más, pero ¡ahora mismo!
Pero para agregar pluralidad al
tema es bueno decir que no todos estos negocios son un engaño, porque como
decíamos en una de las entregas anteriores, existen diferencias entre los
negocios multiniveles y piramidales; y esto es realmente lo que más confunde;
pues si de verdad trabajas con empeño y tienes madera de negociante existe la posibilidad
de que puedas sacar la inversión inicial. Eso sí, que ni sueñes que será fácil,
pues te cargan en los hombros todo el trabajo de publicidad y mercadeo sin nada
a cambio.
Los negocios piramidales están
por donde quiera, te salen hasta en la sopa, se han adaptado a los tiempos y a
la tecnología de modo que ya no te salvas ni siquiera en la iglesia, pues el
poder de convocatoria y la obediencia de la feligresía es como un cebo que llama mucho la atención a
este tipo de organización.
Sutilmente se ha filtrado en los
púlpitos, y la razón por lo cual se ha metido en la iglesia es sencilla: “Se
alimenta de la ambición”, sí, la ambición dormida de la cual aún no se libra el
mortal pecador…pero, no se asombre que ahora viene lo mejor, es el mismo motor
que mueve la nuevas corrientes de prosperidad y súper fe dentro del evangelio.
Planteado de esta manera ya comenzará
a recibir luz y relacionar frases como las antes mencionadas, sólo que en la
iglesia van justificadas con versículos sacados de contexto y muchas veces el
premio no es dinero, sino posiciones dentro de la organización, privilegios y
empoderamiento para manipular las masas, pero en fin este será tema de otro
estudio más profundo.
Lo cierto es que mientras exista la avaricia o gente con deseos de
hacerse rica saltando procesos, existirán negocios ilícitos y peor aún,
personas astutas dispuestas a aprovecharse de la situación, vendedores de
ilusiones y manipuladores de sueños.
Existe una sola forma de estar
seguros ante esta avalancha de engaños, y
es estar anclados en la Palabra de Dios, pero en aquella que no está adulterada
con fuegos extraños, misticismos ni interpretaciones particulares. Debemos
aprender a esperar el tiempo de Dios y ejercitar el discernimiento, pues Su
voluntad no siempre tendrá que ver con nuestras necesidades inmediatas.
Entendiendo que cada creyente busca
primero el reino de Dios y su justicia, el capítulo 2 del libro de Colosenses
nos arroja la luz necesaria para caminar sin caer en este tipo de ilusiones,
por tal razón cerramos este artículo con el versículo 8, el cual dice: “Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.
Daniel de Jesús
Global Revista Digital
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