4.23.2014

Negocios Piramidales y su influencia en las Iglesias: Parte 3

Al escuchar las noticas sobre los recientes acontecimientos en cuanto a los negocios con sistema piramidal  y la gran estafa que una vez más afecta a un determinado grupo de personas, no sé si llorar o decir: ¡lo dije!.  Es una voz interna que me grita: ¡pudiste haber dicho algo y no lo dijiste!

En lo particular nunca me han llamado la atención este tipo de negocios, pues  a mí también me enseñaron desde temprana edad que para ganar dinero hay que trabajar y que el dinero fácil no es bueno.  Quizás por esa razón he desarrollado cierta alergia a lo fantástico y lo maravilloso con que te presentan este tipo de negocios.  Se me hace cada vez más difícil mantener la compostura cuando un amigo me salta con el tema de forma inesperada y las acostumbradas frases: “ya es tiempo de tener libertad financiera”,  “es tiempo de alcanzar tus sueños, el carro que siempre soñaste, la casa o los viajes que haz soñado tener” y un sin fin de sandeces más que siempre tienen un punto en común; el afán de tener más, más y más, pero ¡ahora mismo!

Pero para agregar pluralidad al tema es bueno decir que no todos estos negocios son un engaño, porque como decíamos en una de las entregas anteriores, existen diferencias entre los negocios multiniveles y piramidales; y esto es realmente lo que más confunde; pues si de verdad trabajas con empeño y tienes madera de negociante existe la posibilidad de que puedas sacar la inversión inicial. Eso sí, que ni sueñes que será fácil, pues te cargan en los hombros todo el trabajo de publicidad y mercadeo sin nada a cambio.

Los negocios piramidales están por donde quiera, te salen hasta en la sopa, se han adaptado a los tiempos y a la tecnología de modo que ya no te salvas ni siquiera en la iglesia, pues el poder de convocatoria y la obediencia de la feligresía  es como un cebo que llama mucho la atención a este tipo de organización.

Sutilmente se ha filtrado en los púlpitos, y la razón por lo cual se ha metido en la iglesia es sencilla: “Se alimenta de la ambición”, sí, la ambición dormida de la cual aún no se libra el mortal pecador…pero, no se asombre que ahora viene lo mejor, es el mismo motor que mueve la nuevas corrientes de prosperidad y súper fe dentro del evangelio.

Planteado de esta manera ya comenzará a recibir luz y relacionar frases como las antes mencionadas, sólo que en la iglesia van justificadas con versículos sacados de contexto y muchas veces el premio no es dinero, sino posiciones dentro de la organización, privilegios y empoderamiento para manipular las masas, pero en fin este será tema de otro estudio más profundo.

Lo cierto es que mientras  exista la avaricia o gente con deseos de hacerse rica saltando procesos, existirán negocios ilícitos y peor aún, personas astutas dispuestas a aprovecharse de la situación, vendedores de ilusiones y manipuladores de sueños.

Existe una sola forma de estar seguros ante esta avalancha de  engaños, y es estar anclados en la Palabra de Dios, pero en aquella que no está adulterada con fuegos extraños, misticismos ni interpretaciones particulares. Debemos aprender a esperar el tiempo de Dios y ejercitar el discernimiento, pues Su voluntad no siempre tendrá que ver con nuestras necesidades inmediatas.  

Entendiendo que cada creyente busca primero el reino de Dios y su justicia, el capítulo 2 del libro de Colosenses nos arroja la luz necesaria para caminar sin caer en este tipo de ilusiones, por tal razón cerramos este artículo con el versículo 8, el cual dice: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.



Daniel de Jesús
Global Revista Digital




  








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