4.30.2014

La suspensión del dueño de Los Angeles Clippers, Donald Sterling y cuestiones éticas.

Donald Sterling, a su izquierda, su novia

A menos que hayas estado fuera del planeta, me imagino que ya has leído sobre el escándalo medíatico en el que el protagonista es un millonario, Donald Sterling, dueño de un equipo de basket ball, Los Angeles Clippers.

El señor Sterling, de ascendencia judía, fue suspendido de por vida  y multado con 2,5 millones de dólares (el máximo permitido por la constitución de la NBA) por  comentarios racistas en una conversación telefónica que sostuvo con su novia, quien es de ascendencia afroamericana y mexicana.

Yo escuche la conversación, y sí, realmente es triste y vergonzoso que hoy, en un mundo digital donde cualquier cosa que digas o que hagas, se pueden propagar en segundos y no desaparecer nunca del mundo digital, sigan sucediendo cosas como estas.

Ya no importa lo que este señor haya hecho anteriormente, el pasará a la historia como un racista; a quien en una grabación, la cual el no ha negado, se le puede escuchar pidiendo a su novia, V. Stiviano, no publicar fotos de ella con personas negras en su cuenta de Instagram.

Lo que queremos destacar en todo esto es que cuando sale a la luz algo así, es porque ya, desde hace mucho tiempo, venían presentándose señales de este comportamiento en el señor Sterling. Nadie escuchó nunca departe de él un comentario de esta índole? No te conviertes en racista de la noche a la mañana y por más de 30 años, al convertirse en un magnante del área deportiva, el señor Sterling prefirió no alquiar un solo espacio en su lujoso edificio de oficinas en Beverly Hills; al parecer para no codearse con gente común y poder subir por su ascensor, recubierto de oro; solo, sin interrupciones. Ya no tenía contacto con la realidad y este no era un secreto para sus colaboradores cercanos ni para la NBA.

De esto podemos deducir que posiblemente el señor Sterling tenía a su alrededor colaboradores hipócritas que quizás se reían de sus chistes, cargados de racismo e intolerancia; todo por "estar bien con el jefe". Porque eso es lo que pasa en los círculos alrededor de las personas que ostentan poder. Por miedo, quizás o por falta de ética, las personas tienden a callar comportamientos erráticos, la falta de respeto y consideración y los actos tan deprimentes como este, con bases racistas o denigrantes.

No es que pretendemos creer que vamos a cambiar a las personas, pero quizás debemos ver este hecho con ojos críticos y aprender de lo sucedido. Si vemos el comportamiento del Apóstol Pablo, en Hebreos 13, el fue una de las personas que más sufrió por culpa de los funcionarios romanos corruptos. Félix, el gobernador romano que lo interrogó, al parecer reconoció que el apóstol era inocente. Pero como era uno de los gobernadores más corruptos de su tiempo, retrasó el juicio con la esperanza de que Pablo le diera dinero para conseguir su libertad (Hechos 24:22-26).

Sin embargo, Pablo no sobornó a Félix, sino que le habló con franqueza de “la justicia y el autodominio”. Félix no cambió de costumbre, y Pablo prefirió permanecer en prisión a tratar de eludir el proceso legal mediante un soborno. Predicaba un mensaje de verdad y honradez, y vivía en conformidad con él. “Confiamos en que tenemos una conciencia honrada —escribió a los judíos cristianos—, puesto que deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Hebreos 13:18.).

Las cosas están muy difusas en el mundo de hoy y puede ser que en un momento nos veamos tentados a "dejar pasar cosas" todo por estar bien con nuestros jefes, o simplemente, no tener problemas. Tenemos dos opciones, o sucumbimos a la corrupción o como Pablo, mantendremos una postura que contraste con la moralidad de nuestros tiempos manteniéndonos "en prisión" todo con tal de comportarnos honradamente en todas las cosas.


Elizabeth Ramirez
Editoria Global Revista Digital

Fuentes principales: cnnenespanol.com; virtualjerusalem.com; biblegateway.com






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