Los
niños tienen un gran poder de decisión a
la hora de consumir y marcar tendencias, pues está comprobado que los padres
ceden ante su insistencia. La publicidad ya descubrió este secreto hace mucho
tiempo, y por eso es tan agresiva cuando
se dirige a este blanco de público.
Mientras
se trate de alimentos y sano entretenimiento la cosa está bien, pero la misma estrategia está siendo utilizada de
una manera muy peligrosa y sutil, para filtrar en la mente de nuestros hijos
cualquier ocurrencia de algún degenerado, con un medio de comunicación en su
poder.
Ellos
están conscientes de que la educación empieza en el hogar, pero también saben
que no todos los niños tienen supervisión de lo que ven en la televisión o el
Internet. Por tanto, todo cuidado para protegerlos es poco ante la avalancha de
cosas inapropiadas que reciben, metidas tanto en la publicidad como en los
contenidos de entretenimiento.
No sé
si ustedes como yo se ha hecho la pregunta: ¿Qué mente tan macabra pudo haber
ideado involucrar a los niños en la siniestra celebración de haloween?. La
respuesta es sencilla: alguien que quería acelerar el consumo y asegurarse de
que las futuras generaciones creyeran que era una sana costumbre, y sobre todo que había algo que celebrar.
Lo
demás fue un desafío para el ego de los creativos. Dulces por aquí, fiesta de disfraces por allá y el resultado no se hizo esperar;
una civilización atiborrada de motivos de muerte destrucción y demencia, pero
presentados como una colorida e inocente
fiesta de fantasía en la que todos quieren participar.
De las
consecuencias no es necesario hablar, basta tener algún conocimiento de la fe
cristiana para saber lo que pasa cuando celebramos las tinieblas. Ya ni hay que
esperar la citada fecha, y los noticiarios difunden noticias reales; un halloween sin dulces,
pero con amargas cifras de niños desaparecidos, y gente enferma cometiendo los
más horrendos actos de barbarie.
No será
una tarea fácil, pero tampoco es imposible preparar a nuestros hijos para ir en
contra de la corriente en una sociedad sin valores, donde a lo malo llaman
bueno y a lo bueno malo.
Donde
se saca la Biblia de las escuelas y luego se sorprenden porque los niños llevan
armas de fuego y aparatos inteligentes con línea directa a la pornografía y al
abuso infantil.
La
Palabra de Dios nos provee herramientas para
formar líderes de carácter firme, pero es nuestra responsabilidad criarlos en el temor
de Dios, e instruirlos a la luz de las Sagradas Escrituras. Es un trabajo
diario que conlleva mucha dedicación, pero que da frutos que nos llenan de
satisfacción.
Por
Daniel De Jesús.
Publicista
Equipo Global, Revista Digital
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