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10.03.2013
Dejando a Dios sin escenarios en una nueva cultura.
Una parte importante de la cristiandad contemporánea parece ocupada en dejar a Dios sin escenarios para mostrar su voluntad y llevar a cabo sus propósitos.
Una “nueva cultura cristiana” prospera presentando escenarios ideales, sensacionales; que en determinadas circunstancias se fuerzan a terminar “bien” o si, o si. Digámoslo así: Existen grupos cristianos incapaces de entender los tiempos no tan buenos y las circunstancias difíciles. Así que fuerzan milagros, provocan “derramamientos” de gloria cuando las cosas no son favorables.
Así que hoy les hablamos a las deudas, les hablamos a los problemas y hasta negociamos con el mismo satanás y arrebatamos cosas. ¿Qué le parece?
Si una familia o una nación atraviesan dificultades económicas; lo más “ungido” es “declarar” un milagro que produzca dinero suficiente para acabar con la delicada situación financiera. Si una familia enfrenta conflictos internos; lo más “ungido” será reprender cosas. Si una chica es dejada por el novio, volvemos a reprender. Estas posturas no solo no le dan la importancia cimera a la oración; sino que botan la oportunidad de orientar correctamente a los que sufren y de aconsejar Bíblicamente.
La nueva cultura es una inhabilidad para sufrir. Hemos dedicado demasiado tiempo en edificar iglesias y personas cuya habilidad para ver las aflicciones ha sido reducida a cero. Conste que fue Jesús quien anticipó: “En el mundo tendrán aflicción…” Juan 16:33 Y claro, también terminó diciendo: “Pero confíen; yo he vencido al mundo”
También es cierto: Nadie quiere sufrir; Pero debemos reconciliarnos con el hecho de que estando en el mundo puede ocurrir; seas cristiano o no.
Quizás algunas preguntas que debemos hacernos son: ¿Está Dios ajeno y distante al sufrimiento individual y/o colectivo? NO! ¿Desperdiciará Dios las ocasiones difíciles para mostrar su poder? JAMAS! ¿Aprovechará Dios los problemas y dificultades para hacer su voluntad y moldear nuestras vidas? SI, los aprovechará y tallará nuestro carácter y nos pasará por el fuego hasta sacar lo mejor y hacer que Cristo crezca en nosotros. Por toda la Biblia hay respuestas estupendas para cada pregunta: Isaías 41:10; Salmo 23; Efesios 1:11; 1 Tesalonicenses 5:18 y hay más.
Al promover la cultura de la inhabilidad para el sufrimiento; el escenario se presta entonces para varias cosas: 1) Para robar la fe de los nuevos creyentes y de aquellos cuya fe es débil. 2) Para destacar las figuras de personas que se venden como los propietarios de la “unción” que resuelve todo tipo de problemas. 3) Para sacar a Dios del escenario donde él trabaja con nuestro carácter y colocar a individuos(as) que resuelven “pronto”.
Todo escenario es ideal para Dios; pero el del sufrimiento es uno en particular donde El lleva a cabo su propósito. Es donde el “Hágase tu voluntad” y el “venga tu reino” se hacen oraciones preciosas y vitales. El se envuelve en nuestras miserias para hacer brillar a Cristo en nuestras debilidades. Es un escenario donde su nombre es exaltado.
Esta generación, que ha conocido tal cantidad de adelantos médicos y de soluciones farmacológicas extraordinarias se resiste a soportar un segundo más de dolor. No nos damos la oportunidad de ver milagros, como Dios quiere y cuando quiere.
Si a esta generación le hubiese tocado el cara a cara con el maligno y su indecente propuesta en medio del hambre: “di que estas piedras se conviertan en pan”; el fracaso sería cósmico. En el fondo es lo que sucede: No tenemos capacidad para resistir. Queremos parches, remiendos, cosas que nos saquen pronto del problema. Y Dios no anda apresurado.
La inhabilidad para sufrir ha pretendido robarle a Dios sus escenarios. Aquellos en donde contra todo pronóstico su gloria toma lugar. Son esos escenarios donde no hay soluciones mágicas; pero sí hay procesos, y el proceso te incluye. Insisto, todo escenario le pertenece a Dios, pero aquellos donde estamos vulnerables son para deleitarse en El. La inhabilidad para sufrir termina en pecado porque es arrogancia. No exaltemos el sufrimiento ni salgamos a buscarlo; pero si llega, si acaso llega; Que Dios tome el escenario y solo El sea glorificado.
Autor Francis Montás
Equipo Global, Revista Digital
Pastor y Periodista dominicano
Ministerios Casa Joven
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