Miles de personas congestionaron el tránsito del condado de Broward, Florida, este lunes y martes, mientras se desplazaban al funeral de la Pastora María Gracia.
Hubo que acomodar sillas extras e instalar pantallas de transmisión simultánea en diversas áreas del nuevo templo, para acomodar a todos los que querían estar presentes en la ceremonia de despedida. Es bajo este contexto donde entre lágrimas, testimonios y palabras de esperanza se celebró la vida de María Gracia.
El inicio estuvo a cargo de Danilo Montero y Raúl Sánchez quienes llenaron aquel lugar de alabanza y adoración al Creador. De pie y con una gran ovación, el auditorio dio fuerzas al pastor Ruddy Gracia, quien con la voz entre cortada agradeció a todos los que le acompañaron en oración hasta el último momento. “Todo lo que soy se lo debo a esa mujer”, dijo entre sollozos; “ella prefirió ir a vivir con Aquel que amó más que a mí, su Padre Celestial”, agregó.
Luego desfilaron sus hijos quienes compartieron anécdotas que vivieron con su madre y todo lo que aprendieron de esta valiosa mujer. Al día siguiente y en la ceremonia previa a la sepultura Marcos Barrientos tuvo la responsabilidad de invocar la presencia del Consolador entre cánticos de alabanza.
Le siguieron las palabras de despedida de varios pastores y pastoras amigas, quienes contuvieron las lágrimas para compartir fe a pesar del difícil momento.
Gloriana De Montero compartió una experiencia vivida con la pastora María Gracia que marcó su vida, y que sin duda alguna describió su carácter.
“Ella era una mujer dulce, pero muy directa” comenzó su relato, y en una conferencia donde nos tocó ministrar juntas alguien dijo algo fuera de contexto a lo que ella sin titubear corrigió, diciendo “Eso no es lo que dice la Biblia”. “Más tarde le pregunté que por qué había reaccionado con tanta firmeza y ella me respondió, porque un día tendré que dar cuentas a Dios de cada palabra que salió de mi boca, y los principios bíblicos no se negocian ni se alteran para acomodarlos a nuestra realidad”.
Concluyó exhortando a la multitud a mantenerse firmes en la fe, aferrados a la Palabra de Dios, sin negociar la verdad del evangelio como lo hizo la pastora María Gracia.
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